noticias , reinadecapitada Sábado, 30 abril 2016

Lista de lecturas vergonzantes para gente descara #ÚteroLector

Regina Limo

Nerd feminista y lesbiana. Escribo guiones, narrativa y teatro. Leo como descosida y colecciono juguetes. También puedes leerme aquí Hueveo en Twitter como @reinadecapitada

Me voy a despedir del Día del Libro con esta lista.
Hay lecturas que jamás confesarías que has hecho. Los libros eróticos en un tiempo; luego, las novelitas rosa; ahora la literatura
hora, la literatura de autoayuda o juvenil. Siempre hay una regla del buen gusto en materia intelectual que no se puede romper, al menos en público. Pero creo que es una regla bastante rígida y una dictadura que hay que echar abajo descaradamente.

La división entre libros buenos y malos es simplista. Muchos libros o revistas que hoy son denominados malos, tuvieron utilidad en el pasado o contribuyeron más de lo que queremos reconocer, aunque luego sean proscritos por la sociedad bienpensante. Dejemos docere et delectare a un lado. La educación es un proceso más complejo que ir al colegio, incluye la formación en familia y, por otro lado, aprender a observar y analizar por nuestra propia cuenta.
Esta es una lista de algunos libros y revistas que he leído y que, contra todo, me enseñaron mucho o me hicieron gozar en su momento.

1. No se lo digas a nadie

Portada de la primera edición de No se lo digas a nadie (Imagen: todo colección.net)

Portada de la primera edición de No se lo digas a nadie (Imagen: todo colección.net)

Bayly no va a ganar el Nobel ni la Orden del Sol. Tampoco va a ser galardonado con el Premio Nacional de Cultura. Basurearlo como escritor es un deporte favorito entre la intelectualidad. Pero en 1994 logró que todo el mundo hablara de No se lo digas a nadie, su primera novela, que incluía un elogio de Vargas Llosa en la contraportada de la primera edición. La leí en edición pirata (como medio Lima, probablemente) sin tener idea de quiénes eran los aludidos con nombres cambiados (excepto uno, claro, el que todos conocemos): políticos, actores, personalidades de la alta burguesía limeña que eran descritos usando drogas o teniendo relaciones homosexuales. El libro era lo que los franceses denominaron roman à clef, es decir, una novela en clave, donde lo que se cuenta supuestamente es cierto. Pero toda chismografía es puramente contextual y lo que quedó del libro es su deliciosa crítica a la burbuja limeña que se veía amenazada por el terrorismo y la crisis económica. Muchos de sus retratos siguen vigentes veinte años después. Por ejemplo, uno de sus personajes, una chica da familia acomodada interpreta así las intenciones de Sendero: “Nos quieren matar porque somos blancas y lindas”. Sin llegar a ser una obra maestra, pienso que ha sido bastante subvalorada y puede estar en la línea de Duque, de José Diez Canseco.

2. Nacida inocente

Portada de la edición en español de Nacida Inocente. Linda Blair siempre sufría. (Imagen: retromemories.net)

Portada de la edición en español de Nacida Inocente. Linda Blair siempre sufría. (Imagen: retromemories.net)

Tengo una relación de amor y odio con este libro. Bueno, con el conjunto de libros de los que Nacida inocente era parte. También estaban Sara T., Pregúntale a Alicia, Lo ha dicho Harriet y otros títulos que ya no recuerdo. Eran los best sellers de los libreros de viejo entre los setenta y los noventa. Todas eran historias sobre problemática juvenil: delincuencia, pandillaje, sexo, aborto, alcoholismo, sectas, etc. Si nos ponemos en contexto, notamos que estos libros fueron la respuesta del conservadurismo estadounidense a la revolución sexual de los sesentas. Una respuesta ambigua, más bien, porque pretendiéndose edificantes no dejaban de apelar al morbo para vender. Desde principios de siglo se encuentran menos que antes, quizás porque la mayoría no volvió a editarse y ahora el monopolio del sensacionalismo lo tienen los diarios e internet.

Nacida inocente, de título grandilocuente y vendedor, propio de drama televisivo (lo envidio, en verdad), fue la novela más exitosa, protagonizada por Chris, una adolescente de familia disfuncional que terminaba en un reformatorio ante el abandono de su padre. Este conflicto era un buen pretexto para explotar la vieja y provechosa veta de la cárcel de mujeres tal como hicieron a mediados del siglo pasado las pulp fiction. Llegó a tener once secuelas. ¡Once! De las cuales solo llegué a leer la primera (es decir, la segunda parte). Y gustosa hubiera leído las demás, pero nunca las encontré, solo supe que existían. Sin embargo, eran historias muy planas, muy trágicas y hasta melodramáticas. Todo el universo de los protagonistas de estas novelas estaba signado por un destino fatal inevitable que empezaba con una mala decisión, cómo no: escaparse de casa, probar drogas, beber un poco de whisky para olvidar los problemas, dejarse seducir por un adulto, tener curiosidad por una secta, etc.
No sé si algún adolescente se sintió adoctrinado por estas novelas, pero algunas de ellas vendieron tanto que fueron llevadas al cine: Nacida inocente y Sara T., ambas protagonizadas por Linda Blair, que acababa de convertirse en estrella gracias a su protagónico en El exorcista.

3. Cosmopolitan

 

Portada típica de Cosmopolitan en los años ochenta. (Imagen: trendencias.com)

Portada típica de Cosmopolitan en los años ochenta. (Imagen: trendencias.com)

 

Igual que con Nacida Inocente, pongo a Cosmopolitan como epítome de las revistas femeninas que se vendían mucho en Lima: Vanidades, Buenhogar, etc. Ya no veo tantas como antes en los kioscos. Algunas sobreviven en ejemplares de segunda mano en algunas peluquerías de barrio.
Cosmopolitan es un fenómeno complejo de la cultura popular. Tiene muchas características para ser observada con la ceja alzada por cualquier feminista: sacraliza cánones de belleza occidentales publicita productos de belleza, las dietas son su religión y era bastante común encontrar artículos que daban consejos para complacer a tu hombre.
A pesar de eso, Cosmo no hubiera existido sin un movimiento feminista. Claro, aprovechaba luchas y derechos ya conquistados. Pero en la pacata Lima de los ochenta, hablar abiertamente de sexo era toda una novedad y Cosmopolitan ya lo venía haciendo desde los setenta. No solo eso sino que proclamaba a la mujer ejecutiva como modelo de vida válido y exitoso. Además, siempre encontrabas referencias al arte y la literatura en ella. Recuerdo especialmente un artículo sobre mujeres suicidas que me hizo conocer a Sylvia Plath, y una mención del papel importante que jugó Mercedes Barcha en la publicación de Cien años de soledad.

 

4. Selecciones

 

Colecciones como estas todavía se venden a precio de remate en Lima (Imagen: reli rea.com)

Colecciones como estas todavía se venden a precio de remate en Lima (Imagen: reli rea.com)

En casa teníamos una columna enorme de Selecciones que eran como nuestro tesoro de la familia. No porque fuesen especialmente valiosas (las comprábamos de segunda mano) sino por la cantidad de artículos que traían, casi de todo tipo, pues la naturaleza de la revista era condensar lo mejorcito de su mundo editorial. Sus ediciones eran una especie de enciclopedia periódica de cultura popular, que incluían diccionario (“Enriquezca su vocabulario”). Aún no lo sabíamos pero aquella revista de compilaciones aparentemente inocentes era un bastión del conservadurismo gringo más rancio.  Sus historias de éxito ante la adversidad siempre privilegiaban los valores de la familia americana o la religión (judía o cristiana casi siempre) y sus cucos recurrentes eran el bloque comunista, las drogas y la liberación sexual. Los chistes zanahorias de “La risa, remedio infalible” parecían escritos por una versión carismática de Parejas Reales. Con todo, tenía material muy valioso. Recuerdo haber leído en ediciones sesenteras reportajes de Ciro Alegría. También eran buenas las secciones de libros que condensaban algunos best sellers de la época, como Juan Salvador Gaviota, o tenían reportajes como aquel de Gustavo Gorriti sobre la captura de Abimael Guzmán.

Regina Limo

Nerd feminista y lesbiana. Escribo guiones, narrativa y teatro. Leo como descosida y colecciono juguetes. También puedes leerme aquí Hueveo en Twitter como @reinadecapitada