noticias , reinadecapitada Domingo, 3 enero 2016

La princesa Leia se rebela

Regina Limo

Nerd feminista y lesbiana. Escribo guiones, narrativa y teatro. Leo como descosida y colecciono juguetes. También puedes leerme aquí Hueveo en Twitter como @reinadecapitada

Sucedió de nuevo. Una mujer es cuestionada por su aspecto físico. Es algo de todos los días pero, felizmente, ahora sí nos indigna. Y, en este caso, sorprende más porque no se trata de una anónima sino de la mismísima Carrie Fisher, la actriz que ha regresado para interpretar a la legendaria Princesa Leia Organa en el episodio VII, Star Wars: The Force Awakens.

Hace unos días Carrie Fisher declaró que ciertos usuarios de Twitter protestaron por el aspecto con el que apareció en Star Wars. En respuesta, Fisher afirmó de forma honesta que se siente herida por estos reclamos. El problema es que las redes sociales propician el linchamiento público, y si bien Leia Organa es uno de los personajes de ficción más queridos del cine, la actriz no se ha librado de las críticas enfocadas en su apariencia. Para ejemplificar, tenemos este tuit rebotado por la misma Carrie Fisher desde su cuenta oficial:

“No has envejecido bien y das asco en Star Wars. Parecía la historia de un asilo. Quiero mi dinero de vuelta”

Y Carrie ha respondido lo siguiente en la misma red social:

“Por favor, basta de debatir si envejecí bien o mal. Desafortunadamente eso hiere mis sentimientos. Mi cuerpo no ha envejecido tan bien como yo”.

Las críticas coinciden en que The Force Awakens es un ejercicio de nostalgia y un reboot. Una nueva y buena lectura del clásico. Como las grandes obras del cine y de la literatura, Star Wars episodio VII bebe de su propia tradición. Pero la nostalgia y el machismo han obnubilado tanto a algunos fans que estos cuestionaron el aspecto actual de Carrie Fisher.

Foto vía: www.starwarscali.co

Foto vía: www.starwarscali.co

No es la primera vez (y lamentablemente, no será la última) que una estrella del cine es criticada por su aspecto, peor aún si se trata de una mujer. Sí es una de las primeras veces en que la estrella contesta de manera frontal y franca. El aspecto de las mujeres es un tema delicado. Se sobreentiende que las famosas deben lucir de una forma determinada: jóvenes, delgadas, acordes con patrones occidentales de belleza. Las que no cumplen esos requisitos y tienen un lugar en la industria son aún pocas. Lamento especular que si Star Wars no fuera una saga tan famosa con personajes tan queridos, probablemente no se hubiera considerado a Carrie Fisher para regresar al papel de Leia y esta hubiese sido interpretada por una actriz conservada acorde a los parámetros hollywoodenses.

En enero, Fisher declaró que su contrato la obligaba a perder peso para regresar al papel que la lanzó a la fama. “Ellos no me querían a mí. Querían tres cuartos de mí. [..] Esta industria sigue fundamentándose en las apariencias”.

Carrie Fisher, actriz, escritora, leyenda, fue reducida a solo su apariencia.

Sería justo aclarar que Mark Hammil también fue sometido al mismo régimen. Sus fotos de antes de la filmación de TFA lo demuestran. Harrison Ford, en cambio, no necesitó alterar su peso. Sin embargo, casi cuarenta años después de El regreso del jedi, ni Hammil ni Fisher ni el mismo Ford conservan la apariencia de antaño. A estas alturas, los dos últimos ya pintan para adorables abuelitos y es absurdo exigirles otra cosa, por más que la nostalgia nos gane.

Pero Fisher ha sido la única en ser juzgada duramente por ello.

Foto vía flix66.com

Foto vía flix66.com

Francamente, no entiendo cómo hay gente que puede ser tan atrevida con la generala Leia Organa, pero vamos, es que hay de todo en la Viña del Señor.

Carrie Fisher es Leia. Siempre lo fue. Ya no podemos imaginar a otra princesa sin ese rictus de desafío ante Darth Vader, sin esa entereza de carácter que tuvo para rescatar a Han Solo o dispararles a los enemigos, o para ahorcar a Jabba, que la exhibió esclavizada y en bikini.

Foto vía: www.facts.be

Foto vía: www.facts.be

Porque finalmente y ante todo, Leia es Carrie Fisher, y Carrie Fisher es un ser humano. Y los seres humanos engordamos, envejecemos, nos arrugamos. Pero a las mujeres se nos controla todo el tiempo por estos detalles corporales: peso, talla, rasgos, color, tonalidad y firmeza de la piel, etc. Tanto Fisher como Ford han envejecido notablemente. Y de hecho, la trajinada vida en el estrellato de Harrison también le ha pasado factura. Pero a quien le piden, perdón, a quien le exigen conservarse es a ella.

Lo grave es que este problema trasciende a la misma Fisher, se trata de cómo las mujeres somos representadas en los medios y se nos exige adecuarnos a esa representación. La industria de la cirugía estética y la gimnasia le debe mucho a Hollywood.

La presión sobre la apariencia llega al punto que la misma ficción se ve condicionada por ella. Lo podemos ver la misma The Force Awakens. La protagonista, Rey, interpretada por la joven Daisy Ridley, podía estar, por ejemplo, en pleno desierto, dedicándose a la chatarrería bajo un sol quemante y llevar perfecto delineado labial de un delicado carmín. Y cuando peleaba, figúrense, parecía que las gotas de sudor se las hubiese diseñado Man Ray.

Foto vía: screenrant.com

Foto vía: screenrant.com

Más allá de la habitual discordancia entre apariencia y circunstancia, ni siquiera se sostiene narrativamente que Carrie Fisher mantenga el cuerpo de la Leia en bikini. Ya no es más la princesa. Cuarenta años después y un emperador derrotado, ahora es la generala Leia Organa, jefa, tomadora de decisiones, mujer que debe pasar la mayor parte de su tiempo pensando estrategias para que la Primera Orden no se baje más planetas como quien resuelve sudokus. No tiene ningún sentido esperar que siga siendo una supermodelo.

No ha bastado que The Force Awakens tenga una protagonista mujer. No ha bastado que cada vez las mujeres sean protagonistas en las historias más allá de sus cuerpos o de los papeles románticos o maternales. Nada de eso ha importado si no se cumplen ciertos parámetros. La apariencia y la edad siguen siendo determinantes.

Si algo de positivo hay en el asunto es que Carrie Fisher alzó su voz. Es parte de su carácter. En su vida ha enfrentado el trastorno bipolar y el alcoholismo, y ha hablado de ambos problemas en voz alta. La voz de las mujeres generalmente es la menos tomada en cuenta en estos asuntos, paradójicamente, en una sociedad que se jacta de ser liberal e igualitaria. Fisher alza la voz y probablemente está evitando que, por lo menos, haya una adolescente anoréxica más.

Carrie Fisher es una sobreviviente. La Fuerza siempre la ha acompañado.

Regina Limo

Nerd feminista y lesbiana. Escribo guiones, narrativa y teatro. Leo como descosida y colecciono juguetes. También puedes leerme aquí Hueveo en Twitter como @reinadecapitada