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«En un país de violencia machista exacerbada, las mujeres en cargos altos siempre son objeto de sospecha»

Regina Limo

Nerd feminista y lesbiana. Escribo guiones, narrativa y teatro. Leo como descosida y colecciono juguetes. También puedes leerme aquí Hueveo en Twitter como @reinadecapitada

Mientras que en APEC tenemos a Christine Lagarde hablando del aporte de las mujeres a la economía mundial, en casita, para no perder la costumbre, tenemos al congresista Roberto Vieira llamándole cortesana a la congresista Mercedes Aráoz. Cuestionar algo a una autoridad como Merecedes Aráoz es plausible; pero esto ya quedó en segundo plano ante la bestialidad tuiteada por Vieira.

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Porque el tuit de Vieira no se limita a cuestionar la presencia de Aráoz, lo cual hubiera sido, hasta cierto punto, saludable, sino que la califica de cortesana, que en el mejor de los casos puede entenderse como aduladora o franelera, y en el peor de los casos como trabajadora sexual de alto vuelo.

Pero tomemos en cuenta no solo que Vieira fue expulsado de la bancada de PPK sino que además su insulto se dirige contra una excompañera de bancada y además vicepresidenta, que deja claro que hay un problema grave de piconería de parte de Vieira, por más que se haya disculpado luego en redes. Aunque parece que últimamente el modus operandi en Twitter es insultar y luego disculparse.

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El punto es la gravedad que representa dirigirse de esa forma a alguien como la señora Aráoz, no solo porque el congresista está hablando de la segunda vicepresidenta, que es lo de menos, ya que todas las autoridades deben estar sujetas a los cuestionamientos. El problema es más grave, el problema es el insulto machista disfrazado de cuestionamiento.

Vieira no solo le dice cortesana a una mujer, se lo dice a una mujer en un cargo alto. En un país de violencia machista exacerbada, las mujeres en cargos altos siempre son objeto de sospecha y cualquier motivo es aprovechable para insinuar o lanzar tres tipos de acusaciones a estas mujeres:

  • no tener la suficiente capacidad para estar en su cargo,
  • haber llegado a ese cargo con favores sexuales o, peor,
  • ambas cosas a la vez.

La forma más eficaz de atacar discursivamente a una mujer es reduciéndola a lo que hace en la cama y nada más que a eso.

Conste que con unas disculpas muy tibias el mismo congresista reconoce la gravedad de su insulto, tal vez para dejar claro que sí quiso decir lo que quiso decir. Y en esas disculpas apela al otro estereotipo de mujer: la maternidad.

“Todos venimos de una mujer», dice.

O sea si no es puta es madre, si no es madre es puta, y si es puta es abyecta, despreciable, tramposa, por más que una trabajadora sexual sea honesta con sus requerimientos, cosa que no podríamos decir de un congresista cuyos mayores méritos son haber sido fujimorista, luego ppkausa y que ahora ha sido expulsado de su propia bancada.

Y ahí nos quedamos, ese es el nivel del debate, no, perdón, ningún debate, no hay debate. Es urgente que haya una discusión de por qué es totalmente sancionable que un congresista hable en esos términos violentos de una colega, y es también necesario que haya una sanción, porque si la violencia se puede ejercer en público contra una mujer en un alto cargo, no hace falta recalcar qué es lo que nos toca al resto de nosotras.

Pero no tengo muchas esperanzas, claro, la Comisión de Ética está en manos de Fuerza Popular, y ya sabemos lo popular que es la violencia machista en este país.

Regina Limo

Nerd feminista y lesbiana. Escribo guiones, narrativa y teatro. Leo como descosida y colecciono juguetes. También puedes leerme aquí Hueveo en Twitter como @reinadecapitada