reinadecapitada Sábado, 24 septiembre 2016

Los medios que no amaban a las mujeres

Regina Limo

Nerd feminista y lesbiana. Escribo guiones, narrativa y teatro. Leo como descosida y colecciono juguetes. También puedes leerme aquí Hueveo en Twitter como @reinadecapitada

En esta semana aparecieron dos noticias bastante significativas, no solo por lo que implican como hechos sino por las reacciones que generaron. La primera fue la filtración del video de una despedida de soltera mexicana, en el cual la novia besaba a otro hombre. El video se hizo viral y ocasionó no solo conflicto en la pareja sino un bullying virtual feroz en forma de memes e insultos. El hashtag #LadyCoralina demuestra lo rápido que la noticia pegó y la forma en que los usuarios de las redes reaccionaron ante el hecho. Los adjetivos pasan la línea de lo denigrante.

La otra noticia, local, fue el asesinato de una estilista trans en Ate Vitarte. La noticia fue cubierta, entre otros medios, por El Trome y por este Útero. Según la mayor parte de las  noticias, fue un aparente robo, pero por la saña con que se cometió en realidad parece haber sido otro crimen de odio en el país, en este caso un transfeminicidio.

Imagen: Facebook de Heidi.

Heidi, la nueva víctima invisible del transfeminicidio. Imagen: Facebook.

Informar no significa solo rebotar una noticia tal cual nos es presentada, ya que siempre hay una valoración que acompaña a esta voluntaria o involuntaria. La forma en que se elige presentar, re-presentar, la noticia da cuenta de los valores del medio y sus lectores. En el caso del asesinato de Heidi, la estilista de Ate, la nota del Trome reproduce los lugares comunes del “crimen pasional”, a lo que se suma la alusión a la inseguridad ciudadana. Tenemos la suma perfecta: criminalidad más pasión resultan en muerte. Una ecuación muy común cuando se presentan los crímenes de odio es culpar a las “malas juntas” de las personas trans u homosexuales, es decir, responsabilizar a la víctima de su propia muerte, llegando incluso al lugar común de que “se matan entre ellos”, como si ser transexual u homosexual implicara conducta autodestructiva.

Imagen: Pantallazo de Trome

Imagen: Pantallazo de Trome

En el caso de la despedida de soltera, esta captura tomada por Jimena Ledgard muestra dos puntos importantes: el enfoque con que se aborda una situación privada en el titular y la violencia de los comentarios al respecto, que no perdonan en una mujer una conducta que se hubiera considerado meramente anecdótica en un varón. Pero más allá de lo que diga el público, vamos a la responsabilidad del medio.

Captura: Jimena Ledgard

Captura: Jimena Ledgard

El problema de los comentarios no está solamente en su contenido (bien nos lo muestra la página El Perú está en los comentarios) sino en la dinámica que generan en las redes, sobre todo en Facebook. Los medios aprovechan muy bien la lógica de la interacción que mantiene la red social: se espera que la noticia no solo sea leída sino también comentada y compartida.  Cada vez que escribimos nuestra opinión en la sección de comentarios de un enlace, esta vuelve a aparecer en el timeline de nuestros contactos. Ergo, a mayor número de comentarios, mayor permanencia de la nota en la sección de inicio y mayor posibilidad de que sea vista por más gente de tu lista de amigos. Más y más gente opinando sobre la conducta sexual de una mujer.

Entonces al generar estas dinámicas, al reproducir estos lugares comunes seguimos circulando ideas y valores sobre lo femenino, sobre cómo regular las vidas y los cuerpos de las mujeres o de quienes tienen una identidad de género femenina. En cada comentario, en cada rebote se afianza este núcleo de ideas que mantienen los medios: podemos lapidar a una mujer que ante valores desfasados califica como indigna, al punto de denigrarla; o podemos elaborar una condena social moral ante una mujer trans al punto de ni siquiera respetar su identidad de género o su condición de población vulnerable ante los crímenes de odio. Si los medios quieren ser responsables deben evitar no solo reproducir sino incentivar el lenguaje que contribuye con estas valoraciones.

Este tipo de notas deberían tener en cuenta dos datos importantísimos:

  • La expectativa de vida de las mujeres transexuales en América Latina está entre los 35 y los 40 años según cifras de la OEA y muchas de estas muertes se deben a violencia y asesinatos. Si las mujeres transexuales formaran un país (como algunos transfóbicos sueñan) su expectativa de vida sería inferior incluso a la zona más pobre de la región. De esta forma, hablar de “crimen pasional” sigue pasando por alto el hecho de que es un sector poblacional que puede ser víctima del odio y la violencia.
  • De acuerdo con estadísticas del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables las víctimas de feminicidios en gran parte de los casos eran pareja o expareja de su asesino, y el crimen fue motivado por los celos de este, el conocimiento de alguna infidelidad o el rechazo a seguir siendo pareja o tener relaciones sexuales. En todos estos casos, el asesino considera que es dueño de su pareja y el cuerpo de esta, y desconoce su autonomía. Hacer noticia de un incidente de pareja, con la consecuente exposición de la mujer al escarnio, conociendo las valoraciones sobre la conducta femenina en este contexto es tremendamente irresponsable.

Con estos datos, cualquier medio debería ver un panorama más amplio, sobre todo el periodismo que se comprometió con #NiUnaMenos. El discurso sobre las mujeres es tan significativo en la violencia de género que reproducirlo es ser cómplices de la violencia. No solo nos matan y agreden aquellos que ejercen violencia directa sobre nosotros sino quienes mantienen los discursos e ideas que permiten a los agresores sentirse legitimados en sus actos.

Cierro dejando como ejemplo el más reciente anuncio de la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton. Mirrors es un spot acerca del discurso misógino de Donald Trump: la forma en que alude a los cuerpos de las mujeres y sus conductas. El spot concluye preguntando: “¿Es este el presidente que queremos para nuestras hijas?”. En este caso, se tiene claro que el discurso misógino es un concepto concreto que tiene efecto sobre la realidad.

Regina Limo

Nerd feminista y lesbiana. Escribo guiones, narrativa y teatro. Leo como descosida y colecciono juguetes. También puedes leerme aquí Hueveo en Twitter como @reinadecapitada