reinadecapitada Lunes, 30 noviembre 2015

El temor al afecto (gay)

Regina Limo

Nerd feminista y lesbiana. Escribo guiones, narrativa y teatro. Leo como descosida y colecciono juguetes. También puedes leerme aquí Hueveo en Twitter como @reinadecapitada
Imagen vía www.filmclub.es

Imagen vía www.filmclub.es

Creo que empezaré una serie de posts dedicados únicamente a la frase “No soy homofóbico, pero…”.

Sucede que esta frase trae material muy rico para analizar. Sí, en lo primero en que pensamos es en la hipocresía. Pero reconozcamos algo, al menos, la homofobia está cada vez peor vista. Al menos, la palabra. Porque el concepto parece ser algo más complejo, más difuso, al menos para quien la esgrime en esa frase.

Poca gente, me parece, quiere ser catalogada como homofóbica. Suena mal. Se supone que nuestro Perú postmoderno camina cada vez más derechito al desarrollo. Económicamente no estamos tan mal, y como sucede cuando la gente alcanza el ascenso económico también queremos el ascenso social. Entiéndase, queremos dejar de ser vistos como ese país tercermundista del que solo se recordaba al hablar de Machu Picchu. Queremos demostrar que también somos modernos, cultos, sofisticados. Ahora servimos la comida con decoración y diseño.

pareja

En abril de 2014, personal de Plaza San Miguel expulsó a una pareja gay por estar de la mano y besándose. El establecimiento recibió una multa por la discriminación. Foto: Captura El Comercio

El problema es que nos falta civilidad y nos sobran marcas, narcos, sicarios, estafadores, violadores, golpeadores, etc. Y muchos políticos en el cargo, los que deberían resolver este panorama, entran en alguna de esas categorías (algunos en todas).

Dicho esto, no entiendo por qué la gente se sigue haciendo rollos con el afecto de dos personas. Ya no digamos una pareja gay, sino de dos personas en general. En el caso de una pareja homosexual se acusa más la reacción, porque aún no estamos acostumbrados a verlas tan seguido, y porque las alusiones a la homosexualidad han sido y aún son de carácter negativo.

¿No nos falta afecto precisamente?

Imagen vía Diario 16

Imagen vía Diario 16

Digo, no es que los peruanos seamos particularmente fríos. Somos muy amables, pero hasta cierto punto. Somos amables con la gente de nuestro entorno, cariñosos con aquellos que conocemos. Fuera de nuestro círculo y en situaciones de estrés, la cosa cambia.

En un post de hace unos días, Miguel Flores-Montúfar escribió un recuento de los comentarios de Facebook a propósito del caso de discriminación a una pareja gay en Miraflores. Muchos de esos comentarios recurren al argumento de una supuesta igualdad en el trato hacia parejas heterosexuales y homosexuales en la vía pública.

Sí, podemos discutir que parejas heterosexuales prodigándose afecto es lo que más vemos todos los días. Y las muestras de afecto incluyen una gama de expresiones que van desde tomarse la mano hasta abrazarse, besarse o poner la cabeza en el hombro de la pareja mientras van juntos, así que igualdad lo que se dice igualdad no hay mucha, porque si no, serenazgo tendría un montonononón de chamba solo en llamarles la atención a estas parejas.

miraflores

Serenazgo hostigó a pareja gay por besarse en Parque del Amor del distrito de Miraflores. Foto: vía Peru 21

Pero ese no era mi punto. Me interesa ahondar en el disgusto que muchos de estos comentarios tienen por las expresiones de afecto en general. Yo creo que son ciertas, pese a que casi nadie las hace patentes delante de parejas heterosexuales que se prodigan afecto. Hay una doble moral que resalta: nos molesta aquello con lo cual convivimos a diario, somos incapaces de actuar contra ello, pero lo manifestamos en un discurso que es oficialmente condenatorio.

Y lo curioso es que apelamos a que no estamos contra el afecto, sino contra el manoseo, la excitación, la metida de mano. Puede ser. Pero es curioso que cuando existen este tipo de denuncias, el manoseo sea lo primero en lo que pensamos, no solo por el prejuicio que atribuye una hipersexualidad a las personas homosexuales, sino por las manifestaciones de amor en general. Hay una especie de resorte emocional que nos impele a condenar muestras de afecto, aunque las hayamos practicado.

Decía que los peruanos somos amables, pero también somos agresivos incluso en el afecto. Nos encanta demostrar cariño con chapas, con bromas, con manotazos. Si nos incomoda alguna de estas expresiones es que “no tenemos correa”. Acá hay un post del actor y también psicólogo, Javier Echevarría, donde ahonda un poco más al respecto.

afecto

Foto: vía Tv Perú

Las muestras de afecto entre personas homosexuales son un disparador del “No soy homofóbico pero…”. También son un buen termómetro de la coherencia social. Las condenas a los afectos que no sean heterosexuales nos manifiestan que no sabemos convivir ni con la diferencia ni con el afecto, que esta no es sólo una conducta sexual sino una forma de ser y expresarse.

También es un buen indicador de cómo andamos en derechos y cómo los ejercemos. El afecto es un derecho y ejercerlo está permitido. Los niños, que tanto preocupan en estos casos, harían bien en ver más expresiones de afecto. Todos los noticieros muestran violencia. La calle es violenta. Los choferes de combi que les gritan a los pasajeros y a otros choferes son violentos. El chofer particular que le cierra el paso a otro chofer es violento. La periodista de espectáculos que destruye a una actriz por su modo de vestirse o hablar es violenta. La congresista que les niega a otras mujeres su derecho a decidir es violenta.

Mire a su alrededor y verá violencia. Quizás es tanta la violencia que el afecto se nos hace algo cada vez más extraño.

Regina Limo

Nerd feminista y lesbiana. Escribo guiones, narrativa y teatro. Leo como descosida y colecciono juguetes. También puedes leerme aquí Hueveo en Twitter como @reinadecapitada