noticias , reinadecapitada Domingo, 22 febrero 2015

De cómo la agenda gay destruirá la familia

Regina Limo

Nerd feminista y lesbiana. Escribo guiones, narrativa y teatro. Leo como descosida y colecciono juguetes. También puedes leerme aquí Hueveo en Twitter como @reinadecapitada
Ya estamos aquííííí

Ya estamos aquííííí

Hay algo que se llama Agenda Gay y planea destruir la familia. Al menos, eso dicen las páginas cristianas o conservadoras que hablan del tema. Donde haya homosexuales allí hay una agenda. Es decir, queremos homosexualizar al mundo, acabar la especie y que el Día del Juicio Final llegue en medio de una orgía infinita con soundtrack de Madonna. Los más moderados solo dicen que vamos a acabar con la especie porque no conformamos una familia de papá-mamá-hijitos.

La Agenda Gay siempre está al acecho. En Colombia, las parejas homosexuales pidieron adoptar hijos como lo haría cualquier pareja heterosexual. Finalmente, este miércoles 18 la Corte Constitucional de su nación les concedió el pedido a medias (http://www.24horas.cl/internacional/colombia-permite-la-adopcion-de-ninos-por-parejas-homosexuales-1586851): una pareja del mismo sexo puede adoptar siempre y cuando el hijo tenga lazos biológicos con uno de los miembros. Esto será muy fácil si, por ejemplo, en una pareja de lesbianas, una de ellas decidió tener un hijo por inseminación artificial. Pero generará problemas de custodias en caso el hijo venga de un matrimonio anterior. En fin, así son los caminos de la igualdad.

Pero les decía que la Agenda Gay quiere destruir a la familia.

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Nuestro viejo conocido, el Pastor Linares (Imagen de agencialavoz.blogspot.com)

Proponer la adopción homoparental, o sea, permitirles adoptar niños a las familias conformadas por parejas del mismo sexo acabará con la familia. Ningún argumento a favor de la adopción homoparental sirve ante esta afirmación. Da igual que menciones la cantidad de niños sin hogar, esto va a distorsionar el concepto de familia.

¿Es eso tan malo? Aparentemente.

Si las parejas de personas del mismo sexo buscan tener hijos es porque realmente desean formar una familia. Puedes estar de acuerdo o no con que quieran tener niños, pero definitivamente esto es difícil de cuadrar en la idea de familia que en nuestros países se sostiene: hombre (papá) + mujer (mamá) + hijitos.

Latinoamérica venera a la familia. A tal punto que las telenovelas de Televisa la ensalzan como el objetivo de la relación amorosa: las telenovelas culminan con la boda de la pareja protagonista. El amor indefectiblemente debe llevar a la conformación del núcleo papá-mamá-hijitos. Las grandes tragedias de los protagonistas son las pérdidas del cónyuge, del hijo (recuérdese a Thalía gimiendo por Nandito). Las grandes revelaciones consisten en el reencuentro de la protagonista con sus verdaderos padres. Programas como La rosa de Guadalupe insisten en que todo conflicto se arregla con el acercamiento de padres e hijos.

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La familia es la institución nuclear de nuestra sociedad latinoamericana, sí, pero lo termina siendo por descarte, porque los ciudadanos no confían en sus gobiernos, en sus escuelas, en sus funcionarios. En general, fuera de la familia no existe la confianza. La familia es todo y fuera de ella solo se llega a la deriva. Este sistema ampara incluso la corrupción. Quien ocupe un cargo público importante se convierte en agencia de empleos para familiares; por eso nuestros sistemas políticos tienen leyes contra el nepotismo, que cunde en las instituciones.

En Perú, por lo general solo se sale de la familia para conformar otra familia. Rara vez los individuos se iban solos. Recién en esta época la idea de independizarse de la familia y vivir solo va dejando de ser excentricidad de pocos profesionales pudientes para convertirse en tendencia entre la clase media (a pesar de los precios de los bienes inmuebles). Pero aún así, la familia es el deber latente. Aunque no se quiera hay que ir a los cumpleaños, a los bautizos, hay que hablarle a gente incompatible solo porque compartes ADN.

No importa lo que pase, siempre prevalece esa idea marianista de familia. Esta consigna genera inconvenientes. Hay que soportar al marido maltratador porque es el padre de tus hijos. No te puedes divorciar de esa esposa manipuladora porque es la madre de tus hijos. Si tu marido mata o viola a uno de los hijos, hay que encubrirlo por sobre todas las cosas.  Incluso cuando la familia intenta autodestruirse sigue siendo familia. En el fondo nuestras familias son como la de Vito Corleone pero sin su fortuna ni su estrategia de negocios.

¿Pero esto se trata solo de propaganda mediática? No es que Latinoamérica venere a la familia porque la considere la mejor opción de vida, es que la necesita. En sociedades donde la estabilidad económica ayuda a independizarse, dejar la familia a cierta edad es lo normal. Pero en nuestros países, que han pasado por dictaduras, crisis económicas, terrorismo, desaparecidos, narcotráfico, guerras y guerrillas, en fin, conflictos que aún no terminan de cerrar heridas, el único espacio posible de protección y estabilidad es la familia. Y hay que ver que todos nuestros problemas la han atacado profundamente: desaparecidos, desplazados, etc. Sin embargo el latinoamericano promedio no ha tenido propiedad física salvo sus parientes, porque incluso la vivienda es un problema.

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Si queremos independencia, estabilidad, menores índices de corrupción, maltratos, abandonos quizá haya que empezar dinamitando desde dentro esa institución de la Sagrada Familia: acabar con la consigna de que lo más importante son los vínculos que la salud de estos.  Necesitamos más gente emancipada, menos hijos no deseados, mas padres y madres que realmente desean serlo, más relaciones igualitarias entre hombres y mujeres, o entre hombre o entre mujeres. Que formar familia no se constituya una obligación sino un deseo.

Cuando dicen que el matrimonio entre personas del mismo sexo o la adopción homoparental destruirán la familia yo tengo plena conciencia de que lo hará. Claro que va a destruirla, pero no a destruirá el modelo antiguo, la Sagrada Familia, porque presentará nuevas posibilidades de familia, además de las familias monoparentales (un solo padre), además de las familias conformadas por segundos matrimonios, además de las familias conformadas por abuelos y nietos. Todos estos modelos también fueron proscritos alguna vez.

Pero para que nada cambie tendríamos que retroceder como sociedad, no solo oponernos al matrimonio igualitario o la adopción. Para conservar a la familia habría que, como propuso alguna vez Alvin Tofler detener todo el progreso social y tecnológico. Regresar a las mujeres a las tareas del hogar. Volver a negociar con esclavos. Considerar que las esposas son propiedades de sus maridos. Considerar que el marido carga con todo el peso de la responsabilidad económica.

Pero todo esto solo se acabará con la destrucción de la Sagrada Familia. Sí, amiguitos, la agenda gay existe y está en marcha. Es esa idea esencialista y monolítica de familia la que tiene que ser refutada.

La Agenda Gay promete acabar con todo eso.

Preocúpense.

Regina Limo

Nerd feminista y lesbiana. Escribo guiones, narrativa y teatro. Leo como descosida y colecciono juguetes. También puedes leerme aquí Hueveo en Twitter como @reinadecapitada