Esta generación se avergonzará un día de la nuestra, porque ellos serán mejores

Foto: @reinadecapitada

Pierdo un poco la esperanza cuando discuto con gente que dice que está bien la Ley De Trabajo Juvenil. Pero eso no es lo malo, lo triste son las razones por las que están a favor: porque la gente quiere trabajar y hay que darles trabajo en cualquier condición pues, no importa, total, ellos quieren ganar su plata porque están necesitados. Qué horrible lógica la que asume a la desesperación por ganarse la vida como un capital que debe ser aprovechado en la medida de lo posible. Mas terrible aún es cuando me dicen que la CTS y las vacaciones son estorbos para los empresarios. Que si defendemos derechos básicos se acabará la inversión y esta prosperidad de reales plazas y tarjetas bonus se va a acabar. Terrible.

Pero luego voy a la Marcha. Llego hasta Wilson, me canso de caminar un rato (soy una vieja de 32 años) y me paro un ratito a mirar a toda la gente que arenga, y grita, y salta. ¿Qué haces acá, Regina? Demonios, casi todos son veinteañeros. Tienen veinte años y saben que tienen derechos. Ahí está pues, esa también es una consecuencia de nuestra modernidad. ¿Para qué les dan acceso a redes, para qué los dejan leer en línea? ¿Creyeron que solo iban a subir memes a FB? ¿Quién dijo que los chibolos de hoy no saben nada? ¿Quién dice que están todos tirados viendo Esto es Guerra o Combate? ¿Qué saben ustedes de lo que los chicos de hoy quieren? ¿Qué saben ustedes de toda esa hermosura que vi hoy? Cholos guapos, cholas ricas. Cholos valientes, carajo. Chicos altos gritando largo. Chicos menuditos que se saben blanco fácil para policías abusivos pero igual siguen ahí, mientras los viejonazos de siempre se pudren en la mediocridad de su conformismo en sus casas. Ya no les deseo el mal, ellos son su propio mal. Aquí están los nuevos, los que, como dijo Luchito Hernández, harán que su generación se avergüence un día de la nuestra, porque ellos serán mejores.